
Existe en Ecuador una larga historia de producción cinematográfica, en la que se incluyen cortos y documentales hechos a los largo del siglo XX, desgraciadamante y pese a la calidad o el valor histórico de algunas de esas aportaciones culturales hasta ahora el cine de este país en este país no ha tenido mayor repercusión (con ciertas excepciones).
Podría afirmarse que la producción de cine en el Ecuador comenzó en la década de 1920, con la producción del primer largometraje argumental ecuatoriano: El tesoro de Atahualpa, dirigido por el chileno Roberto Saa Silva y producido por el ecuatoriano Augusto San Miguel;[1] además, en la misma década, el italiano Carlos Crespi dirigió el importante documental Los invencibles shuaras del alto Amazonas.
Entre 1930 y 1931, el advenimiento del cine sonoro detuvo el desarrollo de la industria cinematográfica nacional, que intentó hacer frente a las nuevas películas por medio de la "sonorización en vivo", es decir, la interpretación de textos y canciones simultáneamente a la proyección, aunque sin éxito. Por eso cerca de dos décadas el cine nacional se dedicó a los documentales, los noticieros y los reportajes turísticos promocionales, con la excepción de dos largometrajes argumentativos en 1950.
Podría afirmarse que la producción de cine en el Ecuador comenzó en la década de 1920, con la producción del primer largometraje argumental ecuatoriano: El tesoro de Atahualpa, dirigido por el chileno Roberto Saa Silva y producido por el ecuatoriano Augusto San Miguel;[1] además, en la misma década, el italiano Carlos Crespi dirigió el importante documental Los invencibles shuaras del alto Amazonas.
Entre 1930 y 1931, el advenimiento del cine sonoro detuvo el desarrollo de la industria cinematográfica nacional, que intentó hacer frente a las nuevas películas por medio de la "sonorización en vivo", es decir, la interpretación de textos y canciones simultáneamente a la proyección, aunque sin éxito. Por eso cerca de dos décadas el cine nacional se dedicó a los documentales, los noticieros y los reportajes turísticos promocionales, con la excepción de dos largometrajes argumentativos en 1950.
A ciencia cierta, no existe un cabal conocimiento sobre el largometraje ecuatoriano. La condición intermitente del cine nacional, mantiene la actividad cinematográfica en permanente refundación y consecuentemente la memoria histórica se debilita. Los datos presentados son producto de una investigación iniciada hace 16 años con los primeros borradores de la Historia del Cine Ecuatoriano, emprendida por la Cinemateca Nacional y afinada con el tiempo. Los 17 largometrajes de ficción realizados en el país, entre 1924 y 1999, permiten visualizar el pasado y el futuro del cine ecuatoriano.
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